sábado, 13 de diciembre de 2008

Mi confrontación con la docencia

Después de hacer una reflexión sobre cómo llegué a la docencia, me es muy grato compartirla con todos ustedes.
Para iniciar, quiero decir que desde pequeña tuve la inquietud de ser maestra; más tarde, al elegir una carrera, opté por la licenciatura en derecho.
Al concluirla, tuve también la oportunidad de a la par terminar mi instrucción en el Instituto de Formación Profesional de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, por lo cual de manera inmediata se presentó la opción de integrarme a dicha institución; pero con el transcurso del tiempo me di cuenta que no encajaba con la manera de actuar y trabajar de la misma.
Al mismo tiempo me seguía llamando la atención la docencia, por lo cual solicité empleo en el Conalep; un semestre después fui requerida para incorporarme a su plantilla docente. Siempre recuerdo la inseguridad que sentí con el primer grupo al que impartí clases, la falta de conocimientos y estrategias para desarrollar las sesiones por no tener una formación pedagógica.
No obstante, lo que me fue de gran ayuda es la vocación que siempre he tenido. A medida que transcurría el tiempo fui cambiando; comencé a prepararme de acuerdo con los requerimientos educativos y las necesidades de mis alumnos.
Considero que ser docente es una gran responsabilidad, ya que en nosotros queda depositada la educación de muchos de adolescentes del país, lo que nos compromete a ser mejores día con día. Asimismo, creo que elegí una de las mejores profesiones, ya que en lo personal pienso que si no podemos compartir lo que hemos aprendido, no existe fruto en lo que realizamos.
Con el transcurso del tiempo considero que una de mis grandes fortalezas es la motivación que proyectó a mis alumnos, situación que se ve reflejada en su aprendizaje y sus competencias logradas. Actualmente tengo 15 años como docente, con una gran experiencia y aprendizaje obtenido.
Saludos MEFOGA.

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